sábado, 2 de agosto de 2014

NUEVO CAPÍTULO: Caída a la Nada!!!!!

Primero que todo disculpen la demora pues hace muuuuucho tiempo que no escribo:( les agradezco mucho leer mis novelas y les agradecería aun mas sus comentarios, me encantaría saber lo que piensan, sugerencias, etc. También pueden enviarme un correo con lo mismo y también con sus novelas si las quieren publica en este blog!!!
-----------
Capítulo 5:
No sé si hacía mucho calor en la casa cuando entramos, o hacia mucho frío afuera. Al llegar nos sacamos los zapatos húmedos y los pusimos cerca de la cocina a leña. Aún sentía la adrenalina de la tarde corriendo por mi cuerpo, esa sensación de haber hecho algo que creías imposible, y salir ilesa. Mi mamá mataría a Tim si se enterara de que salté de árboles con solo una cuerda atada a mi cintura, sin redes, cascos ni seguridad alguna, y es por eso que cuando me pregunte qué hicimos la respuesta será pescar, supongo que pescar no tiene ningún riesgo digno de que mamá se desmaye.
    Fui al pequeño despacho de Tim a buscar un libro para leer en la noche. El despacho era una habitación pequeña, con tres libreros grandes que usaban toda la pared, hasta el techo. En el centro había un escritorio bastante grande para el tamaño de la habitación, con una silla roja y muchos papeles apilados encima. Era extraño, pues Tim ya no trabajaba y no había razón para tener tanto papeleo sobre un escritorio. En la pared sin libreros habían muchos mapas con anotaciones en los bordes blancos y flechas extrañas.
-       Que desordenado está esto – era Tyler, que como siempre aparecía sin aviso
-       Si, demasiado ¿qué haces aquí?
-    Te buscaba para cenar – asentí y me giré rápidamente a buscar un libro. Creo que tomé uno con más mapas porque alcancé a ver una rosa de los vientos en una esquina.
-      Creo que también llevaré uno, no hace mal saber un poco más sobre mapas – sacó el mismo libro que yo, pero un tomo diferente. Salimos del despacho y fuimos a la cocina. Cenamos y hablamos mucho sobre nuestras columpiadas en el bosque.
-       Son solo novatos con surte de principiante – decía Tim
-       Claro que no, es que tu no sabes caer bien – dijo Tyler y ambos reímos
-       Yo al menos soy inteligente y no se me ocurre lanzarme con una niña en mis brazos – nos miró a Tyler y a mi y los tres nos reímos mucho, era gracioso que Tim estuviera tan indignado por haber caído en la trampa de dos chicos de menos de la mitad de su edad, y por otro lado, el se reía de nosotros por nuestro “romance” que terminó en quebrar su rama favorita para pasar el rato. Era difícil creer que hace unas horas yo odiaba a aquel chico, y ahora podía perfectamente hablar y reír con él.
   Terminamos de cenar y retiramos los platos, hubo una gran discusión para elegir a quien lavaría los platos, pero finalmente Tyler se ofreció a lavarlos a regañadientes. Por mi parte tomé el libro, subí y me senté en mi cama para leerlo. Era un libro de geografía, con mapas en cada página y un poco de texto. Suspiré y lo abrí en la mitad. Pasé varias hojas hasta que llegué a una página llena de anotaciones, con un mapa del bosque de Charlotte. Al igual que en el mapa del despacho, había muchas flechas y anotaciones a los lados. Intenté leerlas pero decían cosas extrañas como coordenadas e indicaciones, y todas las flechas marcaban caminos distintos que llegaban a un solo punto que decía Basterra. Era extraño, dos mapas con las mismas flechas, una montaña de papeleo sobre el escritorio de alguien que no trabaja, muchos libros de geografía… De seguro buscaba algo. Bajo el mapa estaba escrito una descripción del lugar: “Charlotte, Florida tiene un clima muy cambiante, puede haber sol un día y al otro puede haber tormentas. Posee muy poco relieve y bosques frondosos con mucha vegetación tropical...”. Seguí pasando las páginas hasta que encontré un pequeño papel, o más bien la mitad de un papel. Estaba arrugado y viejo, con una mitad de mapa en el medio, y arriba en letras grandes y escritas a mano decía “erra”, lo cual supongo debía ser la continuación del lugar del mapa anterior, Basterra. El mapa estaba totalmente dibujado a mano, mostraba algo parecido a una isla, con dibujos extraños y nombres extraños también. La letra parecía hecha por alguien que tenía prisa, pues no se entendía nada. Había un pequeño camino dibujado por el medio, con nombres muy raros en cierto puntos, el cual daba unas cuantas vueltas hasta llegar a otro punto que decía algo, no se entendía pero supuse que decía salida. Empecé a mover el libro y a buscar en todas las páginas la otra mitad del mapa, pero por más que busqué y busqué, no encontré nada más que mapas y más mapas en las páginas. Los párpados me pesaban, y tuve que dormir sin encontrar la otra mitad del papel. Sentía mucha curiosidad por saber qué lugar representaba ese dibujo, o a qué libro pertenecía. Estuve mucho rato dando vueltas en la cama con la luz apagada, el papel bajo mi almohada y muchas extrañas ideas rondando por mi cabeza, hasta que finalmente me quedé dormida. 


   Desperté con el trinar de un par de pájaros que estaban cerca de mi ventana. Abrí los ojos, había sol y hacía mucho calor. Tyler ya se había levantado y su cama estaba hecha, me levanté también y bajé a tomar desayuno. En la mesa solo estaba Tyler, y Tim no se veía por ninguna parte.
-       Hola – dijo el único ocupante de la mesa al verme bajar la escalera
-       Hola – sonreí - ¿y Tim?
-   Está en su despacho, trabajando en algo que no quiso decirme – asentí y el continuó comiendo. Fui al despacho. Cuando entré Tim se sobresaltó y escondió un par de hojas bajo la mesa poniéndolas sobre sus piernas.
-       Buenos días – dije con una alegría que no encajaba en aquel despacho
-      - Hola Amber ¿cómo dormiste?
-       - Bien ¿y tu? 
     - También, dormí demasiado bien 
    - Que bueno ¿qué haremos hoy? – iba a decir algo pero se arrepintió. Miro a todas partes, nervioso. Evitaba mirarme a los ojos. Finalmente posó la mirada sobre el escritorio y dijo algo, incómodo:
-       Creo que hoy tendrás que salir sola con Tyler yo tengo mucho trabajo
-       Pero si tu no…
-     Te está esperando en el comedor – me interrumpió. Asentí y salí del despacho para sentarme a comer. Tyler comía su plato de leche con cereales y a veces me sonreía, como si no pasara nada. Odio cuando alguien esconde algo, luego otra persona actúa como si no supiera nada y finalmente tu terminas intentando adivinar qué es lo que esconden, comienzas a hacer preguntas, pero de todas formas nunca te lo dicen. No perdía nada intentando.
-       ¿Qué te dijo Tim? – le pregunté a Tyler mientras el seguía comiendo
-   Nada. Solo que no lo molestáramos porque el estaba muy ocupado con algo importante. También dijo que nos divirtiéramos sin él, pero que sólo sería por hoy ¿a ti te dijo algo?
-     La verdad no mucho, prácticamente me echó del despacho – asintió y, como era de esperar, siguió con su cereal. Suspiré y comí también un poco de cereal, pero sin dejar de pensar en Tim. Nunca antes lo había visto así. Estaba nervioso, como si fuera a pasar algo o como si lo hubieran amenazado. Quería ayudarlo, pero al parecer él no quería esa ayuda.
   Al terminar mis cereales subí para vestirme. Hice mi cama y encontré bajo la almohada el trozo de papel de la noche anterior. Estuve a punto de arrugarlo y romperlo, pero por alguna razón solo lo doblé y lo dejé en el cajón entre mi ropa.
   Salí a la laguna, me quité los zapatos y me senté en el pequeño muelle jugando con los pies en el agua. Al rato llegó Tyler, se sentó a mi lado y me imitó.
-       ¿Acaso no te importa? – pregunté
-       ¿Qué cosa?
-        Tim
-        -Claro que me importa, pero es un adulto. Además quizás es cierto. Tal vez si está trabajando y necesita terminar algo 
-        Está jubilado
-      Quizás arregla sus cuentas o sus finanzas. Jubilarse implica gastos en los que uno tiene que trabajar – puse los ojos en blanco y miré hacia otro lado, lejos de sus ojos – no te enojes conmigo – puso su mano sobre la mía y me miró a los ojos – todo esta bien, no hay que preocuparse, solo ocuparse
-        ¿Qué?
-       Preocuparse es ocuparse de algo antes de que ocurra. ¿Acaso nunca leíste el principito? Ocúpate del presente, no del futuro, si tiene que pasar algo solo pasará, disfruta el ahora – en eso tenía razón. Le sonreí y saqué mi mano de debajo de la suya, se ruborizó y miró incómodo hacia otro lado.
   El día estaba menos soleado que el anterior, había un poco de viento helado y un par de nubes grises flotaban sin rumbo por el cielo azul, dando espacio a pequeñas sombras que enfriaban por unos segundos y luego dejaban espacio al calor del sol. Pronto llovería. La laguna estaba muy tranquila, aunque a veces se movía un poco más dependiendo de la intensidad del viento, por lo cual las aves que el día anterior flotaban pacíficamente sobre la laguna se sobresaltan de repente por el movimiento del agua o la caída de una hoja inesperada, pero rápidamente volvían a su tranquila vida.
    Era temprano, debían ser cerca de las once de la mañana, pero era un día demasiado tranquilo, uno de esos días que están llenos de lentitud, en los que sientes que el tiempo pasa muy lento y lo único que dan ganas de hacer es sentarse y hacer algo tranquilo, como ver televisión, leer, dibujar, etc. En mi caso, lo único que quería era mirar el paisaje tranquilamente, disfrutarlo y disfrutar del silencio, cosa que en Chicago es tan difícil de encontrar… Pero Tyler lo arruinó:
-        Este lugar me recuerda a mi mamá
-        ¿Le gusta nadar? – suspiró, al parecer dije algo estúpido
-        Le gustaba
-        ¿Gustaba?
-        Mi mamá falleció hace unos años, creo que yo tenía como 13 años
-        ¿Y la extrañas? – creo que esa fue otra frase estúpida
-     Si, y mucho. A veces le hablo, en las noches, cuando estoy solo, tengo miedo o simplemente necesito su presencia, ya sabes, sentir una mano amiga que te diga “todo va a estar bien” – asentí con pena. Yo sabía lo que era perder a un ser querido, prácticamente había perdido a mi papá y a mi mamá. Como dice Tyler, un madre es alguien que te asegura que todo estará bien, y con mi mamá ya no siento eso. Se podría decir que la perdí, nunca hablo con ella, ni menos le cuento mis problemas.
-        A veces los vínculos no deben ser físicos o cercanos
-        ¿Qué quieres decir?
-       Tu quieres mucho a tu mamá, pero no está contigo. Mi mamá para mi es solo una persona que se desmayaría si me pasara algo, pero no es como una amiga o algo parecido, y vivo con ella – me miró con tristeza. Al parecer ahora se sentía triste por mi y no tanto por él. ¿Eso es bueno? La verdad no lo sé, creo que es lo mismo. Intentó cambiar de tema
-     Pero bueno, para eso son los papás – rió y lo desvié la mirada. Eso era justamente lo que no debía decir, no puedo haber dicho algo peor en un momento peor - ¿o no? – creo que se dio cuenta porque dejó de sonreír y ahora su cara reflejaba un poco de preocupación.
-        -La verdad si, no hay nada mejor que un papá. A veces no era necesario caminar, sino solo levantar mis brazos hacia él para que me llevara en sus hombros. A veces solo necesitaba su mano sobre mi hombro y una sonrisa para borrar cada problema. Y a veces necesito a alguien en quien confiar mis dificultades, alguien que no solo asienta, sino que te ayude a sobre llevarlos… necesito a mi papá – una lágrima quería salir de mi ojo, y lo logró deslizándose por mi mejilla hasta caer sobre mi pantalón. Puso su mano sobre mi hombro y dio unos pequeños golpecitos en él, lo miré y sus grandes ojos azules me decían “alégrate” y lo acompañaban con una sonrisa. Le sonreí y miré hacia otra parte.
-    Mi papá tampoco es como era el tuyo. Él es un hombre de negocios, que está siempre en la oficina o en reuniones. A veces le propongo salir los fines de semana pero siempre inventa una excusa: tengo que salir, me están llamando, tengo que aprovechar los días libres para avanzar, tengo que programar una reunión… siempre tiene algo, menos tiempo para mi. Es por eso que siempre vengo a vacacionar con Bill, mi abuelo. Él es genial, y cuando estamos con Tim es aún más divertido – le sonreí, pero por mi parte no tenía más que decir, así que callé y seguí mirando el paisaje.
   Luego de unas horas hablando con Tyler sobre cosas como libros, películas, deportes extremos… me di cuenta de que mi estómago rugía y tenía mucha hambre. Supongo que al hablar no te das cuenta del estado en que se encuentre tu estómago, pues cuando terminamos de reír de una anécdota caí en la cuenta de que no había comido desde alrededor de las diez de la mañana, Tyler vio su reloj de muñeca… eran las cuatro de la tarde. El tiempo realmente pasó volando.
   Fuimos a buscar a Tim para almorzar. Fui al despacho y entré, la verdad no se me ocurrió tocar la puerta porque se me olvida que Tim estaba tan “ocupado”:
-        Tim vamos a almorzar ¿vienes? – le dije alegremente
-   Amber estoy ocupado, demasiado para ser verdad. Toca la próxima vez que necesites algo
-        Pero ¿no quieres comer nada?
-        Acabo de darte mi respuesta – asentí y salí del despacho, cerré la puerta y fui a la cocina. Tyler me esperaba en una mesa con tres lugares
-        Seremos solo dos – dije apenada.
   Como había sido en la mañana, Tim no me miró a los ojos sino que solo miraba unos papeles que tenía repartidos por todo el escritorio. Ya no lo soportaba más. Tim es de esas personas confiadas de si mismas, por lo que mira a las personas a los ojos, por lo tanto es fácil saber cuando miente o esconde algo: evita mirar a los ojos de las personas. Además estaba muy breve y duro en sus repuestas, frío.  Nunca antes me había hablado así, siempre nos hablamos como amigos, es decir, con alegría, no de forma tan inexpresiva como ahora.
-        Tyler, Tim esconde algo
-        Lo se
-        ¿Qué quieres hacer al respecto?
-        La verdad es que prefiero esperar, si esconde algo nos lo dirá pronto, créeme – no quise discutir más sobre el tema y me concentré en disfrutar la carne con papas que lentamente se enfriaba en el plato frente a mi.
   Al terminar de almorzar salí con Tyler y nuevamente nos sentamos en la terraza, pero esta vez sin mojarnos los pies. Ambos mirábamos al otro lado del agua, yo pensando en la causa del extraño comportamiento de Tim, y a la vez en lo contrastante que resulta comprándolo con el Tim que el día anterior se reía mientras se columpiaba en los árboles. Y bueno, Tyler debía estar pensando en comer más.
-        Tengo sueño – dijo de repente. Bueno no pensaba en comer más, ahora pensaba en dormir
-        Yo también un poco – nos levantamos y me acosté sobre una hamaca bajo un árbol y él sobre un espacio con pasto largo bajo mi hamaca. Miré el cielo a través de las hojas del árbol y poco a poco me sumí en un sueño profundo en el que solo se escuchaban las hojas moverse con el viento.

   

lunes, 21 de abril de 2014

Caída a la Nada

Capítulo 4:
No sé si hacía mucho calor en la casa cuando entramos, o hacia mucho frío afuera. Al llegar nos sacamos los zapatos húmedos y los pusimos cerca de la cocina a leña. Aún sentía la adrenalina de la tarde corriendo por mi cuerpo, esa sensación de haber hecho algo que creías imposible, y salir ilesa. Mi mamá mataría a Tim si se enterara de que salté de árboles con solo una cuerda atada a mi cintura, sin redes, cascos ni seguridad alguna, y es por eso que cuando me pregunte qué hicimos la respuesta será pescar, supongo que pescar no tiene ningún riesgo digno de que mamá se desmaye.
    Fui al pequeño despacho de Tim a buscar un libro para leer en la noche. El despacho era una habitación pequeña, con tres libreros grandes que usaban toda la pared, hasta el techo. En el centro había un escritorio bastante grande para el tamaño de la habitación, con una silla roja y muchos papeles apilados encima. Era extraño, pues Tim ya no trabajaba y no había razón para tener tanto papeleo sobre un escritorio. En la pared sin libreros habían muchos mapas con anotaciones en los bordes blancos y flechas extrañas.
-       Que desordenado está esto – era Tyler, que como siempre aparecía sin aviso
-       Si, demasiado ¿qué haces aquí?
-       Te buscaba para cenar – asentí y me giré rápidamente a buscar un libro. Creo que tomé uno con más mapas porque alcancé a ver una rosa de los vientos en una esquina.
-       Creo que también llevaré uno, no hace mal saber un poco más sobre mapas – sacó el mismo libro que yo, pero un tomo diferente. Salimos del despacho y fuimos a la cocina. Cenamos y hablamos mucho sobre nuestras columpiadas en el bosque.
-       Son solo novatos con surte de principiante – decía Tim
-       Claro que no, es que tu no sabes caer bien – dijo Tyler y ambos reímos
-       Yo al menos soy inteligente y no se me ocurre lanzarme con una niña en mis brazos – nos miró a Tyler y a mi y los tres nos reímos mucho, era gracioso que Tim estuviera tan indignado por haber caído en la trampa de dos chicos de menos de la mitad de su edad, y por otro lado, el se reía de nosotros por nuestro “romance” que terminó en quebrar su rama favorita para pasar el rato. Era difícil creer que hace unas horas yo odiaba a aquel chico, y ahora podía perfectamente hablar y reír con él.
   Terminamos de cenar y retiramos los platos, hubo una gran discusión para elegir a quien lavaría los platos, pero finalmente Tyler se ofreció a lavarlos a regañadientes. Por mi parte tomé el libro, subí y me senté en mi cama para leerlo. Era un libro de geografía, con mapas en cada página y un poco de texto. Suspiré y lo abrí en la mitad. Pasé varias hojas hasta que llegué a una página llena de anotaciones, con un mapa del bosque de Charlotte. Al igual que en el mapa del despacho, había muchas flechas y anotaciones a los lados. Intenté leerlas pero decían cosas extrañas como coordenadas e indicaciones, y todas las flechas marcaban caminos distintos que llegaban a un solo punto que decía Basterra. Era extraño, dos mapas con las mismas flechas, una montaña de papeleo sobre el escritorio de alguien que no trabaja, muchos libros de geografía… De seguro buscaba algo. Bajo el mapa estaba escrito una descripción del lugar: “Charlotte, Florida tiene un clima muy cambiante, puede haber sol un día y al otro puede haber tormentas. Posee muy poco relieve y bosques frondosos con mucha vegetación tropical...”. Seguí pasando las páginas hasta que encontré un pequeño papel, o más bien la mitad de un papel. Estaba arrugado y viejo, con una mitad de mapa en el medio, y arriba en letras grandes y escritas a mano decía “erra”, lo cual supongo debía ser la continuación del lugar del mapa anterior, Basterra. El mapa estaba totalmente dibujado a mano, mostraba algo parecido a una isla, con dibujos extraños y nombres extraños también. La letra parecía hecha por alguien que tenía prisa, pues no se entendía nada. Había un pequeño camino dibujado por el medio, con nombres muy raros en cierto puntos, el cual daba unas cuantas vueltas hasta llegar a otro punto que decía algo, no se entendía pero supuse que decía salida. Empecé a mover el libro y a buscar en todas las páginas la otra mitad del mapa, pero por más que busqué y busqué, no encontré nada más que mapas y más mapas en las páginas.
     Los párpados me pesaban, y tuve que dormir sin encontrar la otra mitad del papel. Sentía mucha curiosidad por saber qué lugar representaba ese dibujo, o a qué libro pertenecía. Estuve mucho rato dando vueltas en la cama con la luz apagada, el papel bajo mi almohada y muchas extrañas ideas rondando por mi cabeza, hasta que finalmente me quedé dormida. 
     Desperté con el trinar de un par de pájaros que estaban cerca de mi ventana. Abrí los ojos, había sol y hacía mucho calor. Tyler ya se había levantado y su cama estaba hecha, me levanté también y bajé a tomar desayuno. En la mesa solo estaba Tyler, y Tim no se veía por ninguna parte.
-       Hola – dijo el único ocupante de la mesa al verme bajar la escalera
-       Hola – sonreí - ¿y Tim?
-       Está en su despacho, trabajando en algo que no quiso decirme – asentí y el continuó comiendo. Fui al despacho. Cuando entré Tim se sobresaltó y escondió un par de hojas bajo la mesa poniéndolas sobre sus piernas.
-       Buenos días – dije con una alegría que no encajaba en aquel despacho
-       Hola Amber ¿cómo dormiste?
-       Bien ¿y tu?
-       También, dormí demasiado bien
-       Que bueno ¿qué haremos hoy? – iba a decir algo pero se arrepintió. Miro a todas partes, nervioso. Evitaba mirarme a los ojos. Finalmente posó la mirada sobre el escritorio y dijo algo, incómodo:
-       Creo que hoy tendrás que salir sola con Tyler yo tengo mucho trabajo
-       Pero si tu no…
-       Te está esperando en el comedor – me interrumpió. Asentí y salí del despacho para sentarme a comer. Tyler comía su plato de leche con cereales y a veces me sonreía, como si no pasara nada. Odio cuando alguien esconde algo, luego otra persona actúa como si no supiera nada y finalmente tu terminas intentando adivinar qué es lo que esconden, comienzas a hacer preguntas, pero de todas formas nunca te lo dicen. No perdía nada intentando.
-       ¿Qué te dijo Tim? – le pregunté a Tyler mientras el seguía comiendo
-       Nada. Solo que no lo molestáramos porque el estaba muy ocupado con algo importante. También dijo que nos divirtiéramos sin él, pero que sólo sería por hoy ¿a ti te dijo algo?
-       La verdad no mucho, prácticamente me echó del despacho – asintió y, como era de esperar, siguió con su cereal. Suspiré y comí también un poco de cereal, pero sin dejar de pensar en Tim. Nunca antes lo había visto así. Estaba nervioso, como si fuera a pasar algo o como si lo hubieran amenazado. Quería ayudarlo, pero al parecer él no quería esa ayuda.
   Al terminar mis cereales subí para vestirme. Hice mi cama y encontré bajo la almohada el trozo de papel de la noche anterior. Estuve a punto de arrugarlo y romperlo, pero por alguna razón solo lo doblé y lo dejé en el cajón entre mi ropa.
   Salí a la laguna, me quité los zapatos y me senté en el pequeño muelle jugando con los pies en el agua. Al rato llegó Tyler, se sentó a mi lado y me imitó.
-       ¿Acaso no te importa? – pregunté
-       ¿Qué cosa?
-       Tim
-       Claro que me importa, pero es un adulto. Además quizás es cierto. Tal vez si está trabajando y necesita terminar algo 
-       Está jubilado
-       Quizás arregla sus cuentas o sus finanzas. Jubilarse implica gastos en los que uno tiene que trabajar – puse los ojos en blanco y miré hacia otro lado, lejos de sus ojos – no te enojes conmigo – puso su mano sobre la mía y me miró a los ojos – todo esta bien, no hay que preocuparse, solo ocuparse
-       ¿Qué?
-       Preocuparse es ocuparse de algo antes de que ocurra. Ocúpate del presente, no del futuro, si tiene que pasar algo solo pasará, disfruta el ahora. – en eso tenía razón. Le sonreí y saqué mi mano de debajo de la suya, se ruborizó y miró incómodo hacia otro lado.
   El día estaba menos soleado que el anterior, había un poco de viento helado y un par de nubes grises flotaban sin rumbo por el cielo azul, dando espacio a pequeñas sombras que enfriaban por unos segundos y luego dejaban espacio al calor del sol. Pronto llovería. La laguna estaba muy tranquila, aunque a veces se movía un poco más dependiendo de la intensidad del viento, por lo cual las aves que el día anterior flotaban pacíficamente sobre la laguna se sobresaltan de repente por el movimiento del agua o la caída de una hoja inesperada, pero rápidamente volvían a su tranquila vida.
    Era temprano, debían ser cerca de las once de la mañana, pero era un día demasiado tranquilo, uno de esos días que están llenos de lentitud, en los que sientes que el tiempo pasa muy lento y lo único que dan ganas de hacer es sentarse y hacer algo tranquilo, como ver televisión, leer, dibujar, etc. En mi caso, lo único que quería era mirar el paisaje tranquilamente, disfrutarlo y disfrutar del silencio, cosa que en Chicago es tan difícil de encontrar… Pero Tyler lo arruinó:
-       Este lugar me recuerda a mi mamá
-       ¿Le gusta nadar? – suspiró, al parecer dije algo estúpido
-       Le gustaba
-       ¿Gustaba?
-       Mi mamá falleció hace unos años, creo que yo tenía como 13 años
-       ¿Y la extrañas? – creo que esa fue otra frase estúpida
-       Si, y mucho. A veces le hablo: en las noches, cuando estoy solo, tengo miedo o simplemente necesito su presencia, ya sabes, sentir una mano amiga que te diga “todo va a estar bien” – asentí con pena. Yo sabía lo que era perder a un ser querido, prácticamente había perdido a mi papá y a mi mamá. Como dice Tyler, un madre es alguien que te asegura que todo estará bien, y con mi mamá ya no siento eso. Se podría decir que la perdí, nunca hablo con ella, ni menos le cuento mis problemas.
-       A veces los vínculos no deben ser físicos o cercanos
-       ¿Qué quieres decir?
-       Tu quieres mucho a tu mamá, pero no está contigo. Mi mamá para mi es solo una persona que se desmayaría si me pasara algo, pero no es como una amiga o algo parecido, y vivo con ella – me miró con tristeza. Al parecer ahora se sentía triste por mi y no tanto por él. ¿Eso es bueno? La verdad no lo sé, creo que es lo mismo. Intentó cambiar de tema
-       Pero bueno, para eso son los papás – rió y lo desvié la mirada. Eso era justamente lo que no debía decir, no puedo haber dicho algo peor en un momento peor - ¿o no? – creo que se dio cuenta porque dejó de sonreír y ahora su cara reflejaba un poco de preocupación.
-       La verdad si, no hay nada mejor que un papá. A veces no era necesario caminar, sino solo levantar mis brazos hacia él para que me llevara en sus hombros. A veces solo necesitaba su mano sobre mi hombro y una sonrisa para borrar cada problema. Y a veces necesito a alguien en quien confiar mis dificultades, alguien que no solo asienta, sino que te ayude a sobre llevarlos… necesito a mi papá – una lágrima quería salir de mi ojo, y lo logró deslizándose por mi mejilla hasta caer sobre mi pantalón. Puso su mano sobre mi hombro y dio unos pequeños golpecitos en él, lo miré y sus grandes ojos azules me decían “alégrate” y lo acompañaban con una sonrisa. Le sonreí y miré hacia otra parte.
-       Mi papá tampoco es como era el tuyo. Él es un hombre de negocios, que está siempre en la oficina o en reuniones. A veces le propongo salir los fines de semana pero siempre inventa una excusa: tengo que salir, me están llamando, tengo que aprovechar los días libres para avanzar, tengo que programar una reunión… siempre tiene algo, menos tiempo para mi. Es por eso que siempre vengo a vacacionar con Bill, mi abuelo. Él es genial, y cuando estamos con Tim es aún más divertido – le sonreí, pero por mi parte no tenía más que decir, así que callé y seguí mirando el paisaje.
   Luego de unas horas hablando con Tyler sobre cosas como libros, películas, deportes extremos… me di cuenta de que mi estómago rugía y tenía mucha hambre. Supongo que al hablar no te das cuenta del estado en que se encuentre tu estómago, pues cuando terminamos de reír de una anécdota caí en la cuenta de que no había comido desde alrededor de las diez de la mañana, Tyler vio su reloj de muñeca… eran las cuatro de la tarde. El tiempo realmente pasó volando.
   Fuimos a buscar a Tim para almorzar. Fui al despacho y entré, la verdad no se me ocurrió tocar la puerta porque se me olvida que Tim estaba tan “ocupado”:
-       Tim vamos a almorzar ¿vienes? – le dije alegremente
-       Amber estoy ocupado, demasiado para ser verdad. Toca la próxima vez que necesites algo
-       Pero ¿no quieres comer nada?
-       Acabo de darte mi respuesta – asentí y salí del despacho, cerré la puerta y fui a la cocina. Tyler me esperaba en una mesa con tres lugares
-       Seremos solo dos – dije apenada.
   Como había sido en la mañana, Tim no me miró a los ojos sino que solo miraba unos papeles que tenía repartidos por todo el escritorio. Ya no lo soportaba más. Tim es de esas personas confiadas de si mismas, por lo que mira a las personas a los ojos, por lo tanto es fácil saber cuando miente o esconde algo: evita mirar a los ojos de las personas. Además estaba muy breve y duro en sus repuestas, frío. Nunca antes me había hablado así, siempre nos hablamos como amigos, es decir, con alegría, no de forma tan inexpresiva como ahora.
-       Tyler, Tim esconde algo
-       Lo se
-       ¿Qué quieres hacer al respecto?
-       La verdad es que prefiero esperar, si esconde algo nos lo dirá pronto, créeme – no quise discutir más sobre el tema y me concentré en disfrutar la carne con papas que lentamente se enfriaba en el plato frente a mi.
   Al terminar de almorzar salí con Tyler y nuevamente nos sentamos en la terraza, pero esta vez sin mojarnos los pies. Ambos mirábamos al otro lado del agua, yo pensando en la causa del extraño comportamiento de Tim, y a la vez en lo contrastante que resulta comprándolo con el Tim que el día anterior se reía mientras se columpiaba en los árboles. Y bueno, Tyler debía estar pensando en comer más.
-       Tengo sueño – dijo de repente. Bueno no pensaba en comer más, ahora pensaba en dormir
-       Yo también un poco – nos levantamos y me acosté sobre una hamaca bajo un árbol y él sobre un espacio con pasto largo bajo mi hamaca. Miré el cielo a través de las hojas del árbol y poco a poco me sumí en un sueño profundo en el que solo se escuchaban las hojas moverse con el viento.

   Desperté tiritando de frío y con un cielo gris sobre mi. Me levanté y desperté a Tyler para que entráramos: pronto llovería. Entramos y nos dimos cuenta de que eran recién las seis, pero por alguna razón el día oscureció más temprano de lo común.
   Estábamos sentados en los sillones de la sala de estar mirando un poco de televisión, cuando Tim se asomó por la puerta de su despacho.
-       ¿Amber puedes venir? Necesito hablar contigo – obviamente asentí sonriendo. Me paré del sillón y entré en el despacho. Tim cierra la puerta, se sienta detrás de su escritorio y yo me quedo parada frente a él. Me miraba a los ojos: me diría la verdad.
-       Antes debes jurarme que esperarás a que yo termine mi relato antes de dar tu opinión, es mi única condición
-       Lo juro – ya me estaba asustando, era algo serio. Suspiró y juntó sus manos sobre el escritorio.
-       Hace 9 años inicié junto a tu padre una importante búsqueda. Fue cuando tu tenías 7 años que comenzamos a vernos más seguido y a hacer distintas investigaciones para localizar nuestro objetivo. Recuerdo que tú nos invitabas a jugar pero nosotros no teníamos tiempo para eso, pero aún así lo hacíamos para que ni tu ni madre sospecharan.
“Un día por la tarde, tras 3 años de investigación junto a mi hijo, encontré entre los libros de mi padre un pequeño trozo de papel con el mapa del lugar que llevaba años buscando: Basterra. Saltaba de alegría porque tras intentar deducir el camino que describía ese mapa, había encontrado el original. Corrí al auto y fui a tu casa, le conté a tu papá y ambos vinimos a Charlotte para recorrer juntos los bosques que rodean esta cabaña.
“Era un día de tormenta y había alerta de huracán, él no quería, prefería esperar hasta el día siguiente, pero nada me detendría y lo convencí de seguir el camino. Accedió y emprendimos la marcha entre rocas, árboles, barro y mucha agua y viento... –suspiró y miró abajo con pena – Amber, todo pasó tan rápido, juro que si todo hubiera pasado más lentamente y hubiera podido tomar su mano lo habría hecho, pero lamentablemente no fue así. Matt, tu padre, resbaló y cayó por un enorme agujero gritando y pidiendo ayuda no alcancé a reaccionar a tiempo, pues mi pie se había atascado en una raíz sobresaliente. Cuando me acerqué al agujero solo se veía oscuridad y se oía una voz inentendible en el fondo.
“Entré en shock y salí corriendo, entré al auto y me quedé ahí pensando en lo que podía hacer. Si decía en la policía que había caído en un agujero enorme en medio de los pantanosos bosques de Charlotte no me creerían, y … -comenzaron a caer lágrimas desde sus ojos – no encontré nada mejor que decirles a tu madre y a ti que… tu padre había muerto.
-       Pero si murió – respondí asustada, temiendo lo imposible
-       No murió… Amber, tu padre desapareció en Basterra
-       ¿Y por qué no lo ayudaste a salir?
-       Tenía miedo de quedar atrapado también – dijo muy avergonzado, con lágrimas en los ojos. No lo pensé dos veces. Salí del despacho corriendo y subí a mi cuarto cerrando la puerta detrás de mi, me senté sobre la cama y me tapé la cara con las manos. Unos segundos después sentí que alguien abría la puerta y entraba en mi habitación.
-       Amber ¿qué pasa? – dijo Tyler preocupado
-       ¡Vete! ¡Déjame sola! – pude sentir cómo se sobresaltó, pero aún así se sentó a mi lado y me abrazó apoyando su cabeza sobre mi hombro, estallé en llantos y pronto me vi con las manos llenas de lágrimas – Tyler, por favor. Quiero estar sola. Vete – dije intentando calmarme. Dejó de abrazarme y escuché sus pasos alejándose lentamente y saliendo por la puerta, la cual comenzó a cerrarse muy despacio.
   Quedé sola, sabiendo que mi padre podía aún estar vivo. Siempre creí que Tim era una buena persona: sacrificada, honesta, empática, alegre… pero me equivoqué. ¿Qué clase de persona con las características que nombré anteriormente deja caer a su hijo por un agujero enorme y le dice a su familia que murió, sabiendo que está vivo? Creo que ninguna. Es un mentiroso, nunca más confiaré en él, ni en lo más mínimo. 6 años sufriendo por la pérdida de mi padre, quedándome de brazos cruzados sin poder hacer nada al respecto, soportando a mi madre y a su novio en Chicago… todo por la gran mentira de Tim.
   Realmente fui una tonta. Nunca se me había ocurrido asociar la muerte (o desaparición) de mi padre con su propio padre, cuando era solo algo tan simple como recordar esa noche, algo que hacía perfectamente pero no tenía la capacidad de procesar… Hasta ahora. Tim había ido a buscar a mi papá a casa, salieron muy apurados y nadie quiso decirme adonde iban, y luego llegó Tim diciendo que había muerto ¿tan tonta era que no fui capaz de pensar “Tim es el responsable” o “Tim tiene algo que ver”? Al parecer si.
  
   No sé cuanto tiempo estuve con pensamientos así rondando por mi cabeza, solo sé que cuando mis párpados se volvieron de un peso insoportable me tendí bajo las tapas y dormí, despertando cada unas horas sobresaltada, sudada y con el corazón latiendo a mil por hora a causa de terribles pesadillas. La peor noche de mi vida.
----------------------------------------------
Gracias por leer!!! Recomienden y comenten :D