-----------
Capítulo 5:
No
sé si hacía mucho calor en la casa cuando entramos, o hacia mucho frío afuera.
Al llegar nos sacamos los zapatos húmedos y los pusimos cerca de la cocina a
leña. Aún sentía la adrenalina de la tarde corriendo por mi cuerpo, esa
sensación de haber hecho algo que creías imposible, y salir ilesa. Mi mamá
mataría a Tim si se enterara de que salté de árboles con solo una cuerda atada
a mi cintura, sin redes, cascos ni seguridad alguna, y es por eso que cuando me
pregunte qué hicimos la respuesta será pescar, supongo que pescar no tiene
ningún riesgo digno de que mamá se desmaye.
Fui al pequeño despacho de Tim a buscar un
libro para leer en la noche. El despacho era una habitación pequeña, con tres
libreros grandes que usaban toda la pared, hasta el techo. En el centro había
un escritorio bastante grande para el tamaño de la habitación, con una silla
roja y muchos papeles apilados encima. Era extraño, pues Tim ya no trabajaba y
no había razón para tener tanto papeleo sobre un escritorio. En la pared sin libreros
habían muchos mapas con anotaciones en los bordes blancos y flechas extrañas.
- - Que desordenado está
esto – era Tyler, que como siempre aparecía sin aviso
- - Si, demasiado ¿qué
haces aquí?
- - Te buscaba para
cenar – asentí y me giré rápidamente a buscar un libro. Creo que tomé uno con
más mapas porque alcancé a ver una rosa de los vientos en una esquina.
- - Creo que también
llevaré uno, no hace mal saber un poco más sobre mapas – sacó el mismo libro
que yo, pero un tomo diferente. Salimos del despacho y fuimos a la cocina.
Cenamos y hablamos mucho sobre nuestras columpiadas en el bosque.
- - Son solo novatos con
surte de principiante – decía Tim
- - Claro que no, es que
tu no sabes caer bien – dijo Tyler y ambos reímos
-
Yo al menos soy
inteligente y no se me ocurre lanzarme con una niña en mis brazos – nos miró a
Tyler y a mi y los tres nos reímos mucho, era gracioso que Tim estuviera tan indignado
por haber caído en la trampa de dos chicos de menos de la mitad de su edad, y
por otro lado, el se reía de nosotros por nuestro “romance” que terminó en
quebrar su rama favorita para pasar el rato. Era difícil creer que hace unas
horas yo odiaba a aquel chico, y ahora podía perfectamente hablar y reír con
él.
Terminamos de cenar y retiramos los platos,
hubo una gran discusión para elegir a quien lavaría los platos, pero finalmente
Tyler se ofreció a lavarlos a regañadientes. Por mi parte tomé el libro, subí y
me senté en mi cama para leerlo. Era un libro de geografía, con mapas en cada
página y un poco de texto. Suspiré y lo abrí en la mitad. Pasé varias hojas
hasta que llegué a una página llena de anotaciones, con un mapa del bosque de
Charlotte. Al igual que en el mapa del despacho, había muchas flechas y
anotaciones a los lados. Intenté leerlas pero decían cosas extrañas como
coordenadas e indicaciones, y todas las flechas marcaban caminos distintos que
llegaban a un solo punto que decía Basterra. Era extraño, dos mapas con las
mismas flechas, una montaña de papeleo sobre el escritorio de alguien que no
trabaja, muchos libros de geografía… De seguro buscaba algo. Bajo el mapa
estaba escrito una descripción del lugar: “Charlotte, Florida tiene un clima
muy cambiante, puede haber sol un día y al otro puede haber tormentas. Posee
muy poco relieve y bosques frondosos con mucha vegetación tropical...”. Seguí
pasando las páginas hasta que encontré un pequeño papel, o más bien la mitad de
un papel. Estaba arrugado y viejo, con una mitad de mapa en el medio, y arriba
en letras grandes y escritas a mano decía “erra”,
lo cual supongo debía ser la continuación del lugar del mapa anterior, Basterra.
El mapa estaba totalmente dibujado a mano, mostraba algo parecido a una isla,
con dibujos extraños y nombres extraños también. La letra parecía hecha por
alguien que tenía prisa, pues no se entendía nada. Había un pequeño camino
dibujado por el medio, con nombres muy raros en cierto puntos, el cual daba
unas cuantas vueltas hasta llegar a otro punto que decía algo, no se entendía
pero supuse que decía salida. Empecé a mover el libro y a buscar en todas las
páginas la otra mitad del mapa, pero por más que busqué y busqué, no encontré
nada más que mapas y más mapas en las páginas. Los párpados me pesaban, y tuve que dormir
sin encontrar la otra mitad del papel. Sentía mucha curiosidad por saber qué
lugar representaba ese dibujo, o a qué libro pertenecía. Estuve mucho rato
dando vueltas en la cama con la luz apagada, el papel bajo mi almohada y muchas
extrañas ideas rondando por mi cabeza, hasta que finalmente me quedé dormida.
Desperté con el trinar de un par de pájaros
que estaban cerca de mi ventana. Abrí los ojos, había sol y hacía mucho calor.
Tyler ya se había levantado y su cama estaba hecha, me levanté también y bajé a
tomar desayuno. En la mesa solo estaba Tyler, y Tim no se veía por ninguna
parte.
- - Hola – dijo el único
ocupante de la mesa al verme bajar la escalera
- - Hola – sonreí - ¿y
Tim?
- - Está en su despacho,
trabajando en algo que no quiso decirme – asentí y el continuó comiendo. Fui al
despacho. Cuando entré Tim se sobresaltó y escondió un par de hojas bajo la
mesa poniéndolas sobre sus piernas.
- - Buenos días – dije
con una alegría que no encajaba en aquel despacho
- - Hola Amber ¿cómo
dormiste?
- - Bien ¿y tu?
- También, dormí
demasiado bien
- Que bueno ¿qué
haremos hoy? – iba a decir algo pero se arrepintió. Miro a todas partes,
nervioso. Evitaba mirarme a los ojos. Finalmente posó la mirada sobre el
escritorio y dijo algo, incómodo:
- - Creo que hoy tendrás
que salir sola con Tyler yo tengo mucho trabajo
- - Pero si tu no…
- - Te está esperando en
el comedor – me interrumpió. Asentí y salí del despacho para sentarme a comer.
Tyler comía su plato de leche con cereales y a veces me sonreía, como si no
pasara nada. Odio cuando alguien esconde algo, luego otra persona actúa como si
no supiera nada y finalmente tu terminas intentando adivinar qué es lo que
esconden, comienzas a hacer preguntas, pero de todas formas nunca te lo dicen.
No perdía nada intentando.
- - ¿Qué te dijo Tim? –
le pregunté a Tyler mientras el seguía comiendo
- - Nada. Solo que no lo
molestáramos porque el estaba muy ocupado con algo importante. También dijo que
nos divirtiéramos sin él, pero que sólo sería por hoy ¿a ti te dijo algo?
- - La verdad no mucho,
prácticamente me echó del despacho – asintió y, como era de esperar, siguió con
su cereal. Suspiré y comí también un poco de cereal, pero sin dejar de pensar
en Tim. Nunca antes lo había visto así. Estaba nervioso, como si fuera a pasar
algo o como si lo hubieran amenazado. Quería ayudarlo, pero al parecer él no
quería esa ayuda.
Al terminar mis cereales subí para vestirme.
Hice mi cama y encontré bajo la almohada el trozo de papel de la noche
anterior. Estuve a punto de arrugarlo y romperlo, pero por alguna razón solo lo
doblé y lo dejé en el cajón entre mi ropa.
Salí a la laguna, me quité los zapatos y me
senté en el pequeño muelle jugando con los pies en el agua. Al rato llegó
Tyler, se sentó a mi lado y me imitó.
- - ¿Acaso no te
importa? – pregunté
- - ¿Qué cosa?
- - Tim
- -Claro que me
importa, pero es un adulto. Además quizás es cierto. Tal vez si está trabajando
y necesita terminar algo
- - Está jubilado
- - Quizás arregla sus
cuentas o sus finanzas. Jubilarse implica gastos en los que uno tiene que
trabajar – puse los ojos en blanco y miré hacia otro lado, lejos de sus ojos –
no te enojes conmigo – puso su mano sobre la mía y me miró a los ojos – todo
esta bien, no hay que preocuparse, solo ocuparse
- - ¿Qué?
-
Preocuparse es
ocuparse de algo antes de que ocurra. ¿Acaso nunca leíste el principito? Ocúpate del presente, no del futuro, si
tiene que pasar algo solo pasará, disfruta el ahora – en eso tenía razón. Le
sonreí y saqué mi mano de debajo de la suya, se ruborizó y miró incómodo hacia
otro lado.
El día estaba menos soleado que el anterior,
había un poco de viento helado y un par de nubes grises flotaban sin rumbo por
el cielo azul, dando espacio a pequeñas sombras que enfriaban por unos segundos
y luego dejaban espacio al calor del sol. Pronto llovería. La laguna estaba muy
tranquila, aunque a veces se movía un poco más dependiendo de la intensidad del
viento, por lo cual las aves que el día anterior flotaban pacíficamente sobre
la laguna se sobresaltan de repente por el movimiento del agua o la caída de
una hoja inesperada, pero rápidamente volvían a su tranquila vida.
Era
temprano, debían ser cerca de las once de la mañana, pero era un día demasiado
tranquilo, uno de esos días que están llenos de lentitud, en los que sientes
que el tiempo pasa muy lento y lo único que dan ganas de hacer es sentarse y
hacer algo tranquilo, como ver televisión, leer, dibujar, etc. En mi caso, lo
único que quería era mirar el paisaje tranquilamente, disfrutarlo y disfrutar
del silencio, cosa que en Chicago es tan difícil de encontrar… Pero Tyler lo
arruinó:
- - Este lugar me
recuerda a mi mamá
- - ¿Le gusta nadar? –
suspiró, al parecer dije algo estúpido
- - Le gustaba
- - ¿Gustaba?
- - Mi mamá falleció
hace unos años, creo que yo tenía como 13 años
- - ¿Y la extrañas? –
creo que esa fue otra frase estúpida
- - Si, y mucho. A veces
le hablo, en las noches, cuando estoy solo, tengo miedo o simplemente necesito
su presencia, ya sabes, sentir una mano amiga que te diga “todo va a estar
bien” – asentí con pena. Yo sabía lo que era perder a un ser querido,
prácticamente había perdido a mi papá y a mi mamá. Como dice Tyler, un madre es
alguien que te asegura que todo estará bien, y con mi mamá ya no siento eso. Se
podría decir que la perdí, nunca hablo con ella, ni menos le cuento mis problemas.
- - A veces los vínculos
no deben ser físicos o cercanos
- - ¿Qué quieres decir?
- - Tu quieres mucho a
tu mamá, pero no está contigo. Mi mamá para mi es solo una persona que se
desmayaría si me pasara algo, pero no es como una amiga o algo parecido, y vivo
con ella – me miró con tristeza. Al parecer ahora se sentía triste por mi y no
tanto por él. ¿Eso es bueno? La verdad no lo sé, creo que es lo mismo. Intentó
cambiar de tema
- - Pero bueno, para eso
son los papás – rió y lo desvié la mirada. Eso era justamente lo que no debía
decir, no puedo haber dicho algo peor en un momento peor - ¿o no? – creo que se
dio cuenta porque dejó de sonreír y ahora su cara reflejaba un poco de
preocupación.
- -La verdad si, no hay
nada mejor que un papá. A veces no era necesario caminar, sino solo levantar
mis brazos hacia él para que me llevara en sus hombros. A veces solo necesitaba
su mano sobre mi hombro y una sonrisa para borrar cada problema. Y a veces
necesito a alguien en quien confiar mis dificultades, alguien que no solo asienta,
sino que te ayude a sobre llevarlos… necesito a mi papá – una lágrima quería
salir de mi ojo, y lo logró deslizándose por mi mejilla hasta caer sobre mi
pantalón. Puso su mano sobre mi hombro y dio unos pequeños golpecitos en él, lo
miré y sus grandes ojos azules me decían “alégrate” y lo acompañaban con una
sonrisa. Le sonreí y miré hacia otra parte.
- - Mi papá tampoco es
como era el tuyo. Él es un hombre de negocios, que está siempre en la oficina o
en reuniones. A veces le propongo salir los fines de semana pero siempre
inventa una excusa: tengo que salir, me están llamando, tengo que aprovechar
los días libres para avanzar, tengo que programar una reunión… siempre tiene
algo, menos tiempo para mi. Es por eso que siempre vengo a vacacionar con Bill,
mi abuelo. Él es genial, y cuando estamos con Tim es aún más divertido – le
sonreí, pero por mi parte no tenía más que decir, así que callé y seguí mirando
el paisaje.
Luego de unas horas hablando con Tyler sobre
cosas como libros, películas, deportes extremos… me di cuenta de que mi
estómago rugía y tenía mucha hambre. Supongo que al hablar no te das cuenta del
estado en que se encuentre tu estómago, pues cuando terminamos de reír de una
anécdota caí en la cuenta de que no había comido desde alrededor de las diez de
la mañana, Tyler vio su reloj de muñeca… eran las cuatro de la tarde. El tiempo
realmente pasó volando.
Fuimos a buscar a Tim para almorzar. Fui al
despacho y entré, la verdad no se me ocurrió tocar la puerta porque se me
olvida que Tim estaba tan “ocupado”:
- - Tim vamos a almorzar
¿vienes? – le dije alegremente
- - Amber estoy ocupado,
demasiado para ser verdad. Toca la próxima vez que necesites algo
- - Pero ¿no quieres
comer nada?
- - Acabo de darte mi
respuesta – asentí y salí del despacho, cerré la puerta y fui a la cocina.
Tyler me esperaba en una mesa con tres lugares
- - Seremos solo dos –
dije apenada.
Como había sido en la mañana, Tim no me miró
a los ojos sino que solo miraba unos papeles que tenía repartidos por todo el
escritorio. Ya no lo soportaba más. Tim es de esas personas confiadas de si
mismas, por lo que mira a las personas a los ojos, por lo tanto es fácil saber
cuando miente o esconde algo: evita mirar a los ojos de las personas. Además
estaba muy breve y duro en sus repuestas, frío. Nunca antes me había hablado
así, siempre nos hablamos como amigos, es decir, con alegría, no de forma tan
inexpresiva como ahora.
- - Tyler, Tim esconde
algo
- - Lo se
- - ¿Qué quieres hacer
al respecto?
- - La verdad es que
prefiero esperar, si esconde algo nos lo dirá pronto, créeme – no quise
discutir más sobre el tema y me concentré en disfrutar la carne con papas que
lentamente se enfriaba en el plato frente a mi.
Al terminar de almorzar salí con Tyler y
nuevamente nos sentamos en la terraza, pero esta vez sin mojarnos los pies.
Ambos mirábamos al otro lado del agua, yo pensando en la causa del extraño
comportamiento de Tim, y a la vez en lo contrastante que resulta comprándolo
con el Tim que el día anterior se reía mientras se columpiaba en los árboles. Y
bueno, Tyler debía estar pensando en comer más.
- - Tengo sueño – dijo
de repente. Bueno no pensaba en comer más, ahora pensaba en dormir
- - Yo también un poco –
nos levantamos y me acosté sobre una hamaca bajo un árbol y él sobre un espacio
con pasto largo bajo mi hamaca. Miré el cielo a través de las hojas del árbol y
poco a poco me sumí en un sueño profundo en el que solo se escuchaban las hojas
moverse con el viento.